Mais où sont les neiges d'antan!
François Villon
En
la tumbona, haciendo el holgazán
y
compartiendo chismes en Facebook,
me
mira de reojo Thomas Mann
y
toda la familia Buddenbrook.
Me
acuerdo de “La Isla del Tesoro”,
no
era aún navegable el Internet,
largas
noches piratas, viejo loro,
sin
smartphone, ni WiFi en el chalet.
O
esas siestas de Tour con los amigos:
mientras
pedaleaban los atletas
terminábamos
“Crimen y Castigo”
y
Romeo moría ante Julieta.
Recordad
el azul de la piscina,
inundados
de luz en cuerpo y karma,
y
a la duquesa de Sanseverina,
tan
divina, en “La Cartuja de Parma”.
Y
las tardes de estío junto al río
leyendo
“El Extranjero” de Camus:
la
vida absurda y libre el albedrío,
¿quién
reparte las cartas en el mus?
Yo
no era un indolente, yo era un vago,
aborrecía
el tenis y el kayak,
prefería
la nieve de Zhivago
y
llevar en verano un anorak.
(Où sont les neiges d'antan!)
(Où sont les neiges d'antan!)
Pero ha cambiado el mundo y aun el Rey,
ya
nadie lee a orillas de la playa,
azotados por las sombras de Grey
adoramos
al dios de las pantallas.La tierra encantada: Norman Rockwell 1934 |
5 comentarios:
Como el cine, la novela es un género que ya va dejando de pertenecer a esta sociedad. Como decía el otro día, no es la primera vez que sucede algo así: ya le ocurrió a la épica. Que no cunda el pánico: el nuevo mundo que está llegando no creo que sea ni mejor ni peor. De todo habrá.
Bueno, Carlos, yo de lo que me quejo en realidad es de mí mismo: me hace perder tanto tiempo el FB que no leo los BB, mucho más entretenidos.
Un abrazo.
Ahí te doy la razón: menos FB y más Th. Mann! Yo ya sabes que llegué al extremo de estar varios años sin internet... ahora lo controlo muy bien :)
Qué fresco, bonito y verdadero. Un abrazo José María.
Gracias, José Manuel
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