lunes, 3 de marzo de 2014

Enero en la Isla León


Ese avión bimotor que anunciaba la muerte
bajo las nubes bajas de un pinar amarillo.

Ese campo de tiro y tranvías de niebla,
de cañones hundidos que disparan al cielo.

Esa plaza aguanosa de salitre y de piedra
sobre un foso de fango y arsenales remotos.

Esa negra laguna donde crece el encaje
de la sal y la cal como un hueso de luna.

Esa anfibia tristeza que golpean las olas,
osamentas de barcas y veleros varados.

Esa ancla clavada en el fondo del pecho
tatuada de herrumbre y de heces de vino.

Ese quejido amargo tras las tapias de nieve,
ortiga en la garganta y raspas de pescado.






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